Search This Blog

"I may not have gone where I intended to go, but I think I've ended up where I needed to be." (Douglas Adams)

LOS ARCANOS QUE ME GUSTAN Y LOS QUE NO

“No olvidemos que las pequeñas emociones son los capitanes de nuestras vidas, y las obedecemos sin siquiera darnos cuenta”. Vincent Van Gogh.


Cuando estudiamos o leemos sobre tarot, sobre los arcanos mayores en particular, podemos ver que se repite con énfasis que “todos los arcanos son positivos” en tanto representan o nos anuncian distintos aspectos para avanzar y evolucionar en la vida. Esto es cierto, pero ¿cuál es nuestra respuesta emocional ante ellos? Seamos sinceros, ¿a quién le gusta sacar una carta y que sea La Muerte? ¿Quién se alegra de que la respuesta a su pregunta sea La Torre? Luego, en un segundo paso, entendemos las razones por las que ese arcano es positivo para nosotros, pero seamos honestos, ¿qué pasa con nuestras emociones si dejamos a un lado lo que pensamos?

Mi primer contacto con los arcanos fue inesperado. Un amigo decidió regalarme el Tarot de Rider-Waite por mi cumpleaños, y así, sin ningún conocimiento previo, tomé los 22 arcanos mayores y los coloqué sobre la mesa. Automáticamente, sentí que varios me gustaban mucho, otros (como La Sacerdotisa, El Ermitaño y La Luna) me provocaban cierto resquemor, y otros no me gustaban nada. Entonces decidí investigar un poco. Tenía curiosidad por saber el significado de esos símbolos que provocaban mi agrado y mi rechazo. (Algún tarotista experto me hubiera recomendado que meditara con ellos primero –¡y habría sido una recomendación excelente!– pero soy impaciente y quería información racional rápida.) Por lo tanto, me lancé a leer sobre el tema, y por supuesto, comencé por los que no me habían gustado nada: El Colgado, La Muerte, El Diablo y La Torre.

No me sorprende que mucha gente considere “negativos” estos arcanos. En pocas palabras, podría decir que representan el sacrificio, el cambio radical, los miedos y la destrucción. ¡Genial! Es evidente, ¿qué emociones esperaba sentir ante ellos? ¿Cómo podían agradarme de entrada? Imposible.

Tomemos El Colgado, que viene a hablarme del sacrificio, de sacrificar lo que quiere mi deseo para aceptar lo que sucede. ¡Por favor! Yo quiero que me digan que las cosas serán como quiero, y NO que me vengan a contar que debo aceptar lo que sucede. Si no ocurre lo que quiero y cuando quiero, ¡pues menudo asco! Ya después, cuando se calme la emoción, pensaré que lo que ocurre es para mi mayor bien, que por algo las cosas se dan o no, y muchas otras cosas que me servirán en el proceso de aceptación. Pero, ¿cuál es nuestro instinto, nuestra emoción primitiva y primaria, cuando no nos dan el trabajo que esperamos, nos ignora la persona que queremos o el proyecto que nos ilusiona se cancela?

Me encanta pensar de mí misma, como a mucha gente, que soy una persona flexible, que me adapto muy bien a los cambios y los tomo con alegría en la vida, pero no. La verdad es que, como a la mayoría de los seres humanos, me da miedo el cambio. Tal vez sea por instinto de conservación o por algún otro instinto ancestral, pero el ser humano prefiere moverse dentro de lo que conoce, con las certezas que da ese entorno conocido, aunque sea incómodo o infeliz. “Mejor malo conocido que bueno por conocer”, ¿no? Y ahí está el dicho popular, insertado en algún rincón de nuestro inconsciente como un chip que se activa ante el peligro. Cambiar implica salir de esa zona familiar y entrar en la incertidumbre. Salir de la cueva de Platón. ¿Cómo será lo nuevo? ¿Cómo podré manejarme? ¿Podré hacerlo? Dejar un empleo para tomar otro, renunciar a un empleo seguro para comenzar un emprendimiento propio, tener que mudarnos a otra ciudad o a otro país, terminar una relación de pareja que hace tiempo no funciona, etc., ¿qué reacción emocional nos genera? El arcano de La Muerte, que representa una transformación profunda, un cambio radical, nos plantea la pregunta, y aunque puede ser necesaria e interesante, no es una pregunta amigable.

¿El Diablo? Bueno, El Diablo tiene algunos matices atractivos. Sin embargo, la primera explicación que leí lo presentaba como símbolo de nuestras dudas, miedos, sombras o lado oscuro. ¿Qué significa eso en concreto? Lo que no nos gusta de nosotros mismos. ¿A quién le gusta sentirse cobarde, malo, envidioso, materialista, poco inteligente, manipulador, avaro, intolerante, mentiroso, necio, etc.? ¿Alguien puede decir con alegría “soy egoísta”? ¿Alguien disfruta diciendo “soy deshonesto”? Y me refiero aquí a lo que creemos de nosotros mismos, a nuestras inseguridades y miedos.

Poco importa si nuestra idea o creencia es errónea o infundada. Se trata de algo interior, de lo que rechazamos de nosotros mismos. Entonces, ¿cómo puede gustarme este arcano que viene a mostrarme lo que quiero ocultar de mí? ¡Es absurdo! Ahora está muy presente y se oye con mucha frecuencia esto de que “debo abrazar mis sombras, amar mi lado oscuro”, y es muy bonito de decir y de escuchar, realmente bonito. Muy buenas intenciones, loables en verdad, pero aplicarlo desde la emoción es un desafío extraordinario.

En cuanto a La Torre, ¿qué decir? En la teoría, es la destrucción necesaria para la reconstrucción de algo mejor, la liberación de la ilusión, el Shiva de la Trimurti Hindú. Sin embargo, me he propuesto escribir esta editorial con honestidad emocional, y no puedo dejar de preguntarme: ¿quién se siente feliz de que sus ilusiones se hagan trizas? ¿Quién se alegra al darse cuenta de que lo que creyó por mucho tiempo era falso? ¿Quién festeja al quedarse sin empleo, o al enterarse de que su pareja ya no lo quiere o quiere a otro? ¿Cuántos celebran al tener que dejar un negocio en el que han invertido tiempo, dinero y esfuerzo? Me refiero a la primera reacción, la primera emoción. No hablo aquí del después (cuando la mente comienza a hacer su trabajo para que razonemos la conveniencia de lo que ocurre para nuestro bien superior, para cancelar karma o desarrollar nuestras virtudes). NO. Ese es un segundo paso.
Por supuesto, también exploré los significados de los arcanos que me gustaron, y de los que me provocaron cierto recelo, y todo este juego me ha llevado a conocerme mejor, me ha puesto más en contacto con mis emociones y su funcionamiento. Ha sido, y sigue siendo, un juego divertido y revelador. Tarot: camino de luces y sombras es una excelente herramienta –amena, clara y fácil de comprender– para que cada uno descubra, en su propio juego, las emociones que le despiertan los arcanos.

No comments:

Post a Comment

Search This Blog

Translate

Crystal clear