Todos hemos aprendido y practicado este
juego. Unos somos más diestros y otros menos pero casi nadie habla de él.
¿Cómo sabemos cuándo
estamos jugando el Juego de los Psíquicos?
Una frase muy común, es «si
me ama debería saber que eso no me gusta», «si me quiere tendría que darse
cuenta de lo que más me gusta», «no tendría que pedírselo; él/ella ya lo sabe»,
«tendría que darse cuenta de que me lastima cuando hace eso».
Es el juego de los psíquicos, porque se
trata de leer los pensamientos.
En el juego de los
psíquicos, los demás leen nuestros sentimientos y pensamientos. Ellos deberían adivinar lo que está pasando dentro de mí.
La cantidad de energía
que invertimos en este juego si la convirtiéramos en dinero, ¡seríamos
millonarios!
Este juego tiene otro
nombre, se llama el «Juego de las Suposiciones». Donde
no expresamos nuestra verdad ni preguntamos al otro lo que le pasa. En su
lugar, jugamos a suponer lo que le pasa al otro y nos callamos lo nuestro, ya
que el otro debería adivinar lo que nos está pasando.
«No le digo nada porque
seguro… él/ella ya lo sabe» o «se va a molestar» o «no es importante para
él/ella» o «si sabe lo que siento, me va a rechazar o se va a burlar» o «no va
a entenderlo».
Y las suposiciones son
tan infinitas como el tiempo que dediquemos a encontrar una excusa para no
expresar lo que nos pasa.
Tenemos miedo a expresar
nuestra verdad y lo que hacemos es escondernos de nosotros mismos. Luego nos preguntamos: ¿cómo es que no me siento conectado a esta
persona?
Esperamos experimentar
conexión y confianza en nuestras relaciones, pero no estamos dispuestos a ser
honestos, que es justamente lo que crea confianza y conexión. Este juego es tan popular, nos distrae de la realidad y trae mucho
sufrimiento.
¿Quieres seguir jugándolo?
¿Quieres
seguir de brazos cruzados esperando que los demás adivinen lo que sientes y
necesitas?
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