(Tomado del libro “Baba
Om: Una Odisea Mística” de Tom Heckel)
–Deja ahora que la vida sea tu
Maestra –dijo dentro de mi mente–. He observado tu camino, y será necesario que
camines solo por ahora. ¿Quién puede conocerte mejor que tú mismo?
–Un gurú implica dependencia; alguien que te proteja de tus propios
miedos. Hay personas que temen dar el paso fundamental de tener confianza en sí
mismas y se quedan atrapadas en las creencias de los demás. La tarea sagrada es
distinta y única para cada persona y la elección es más importante que la
obediencia. Si tú entregas tu derecho a escoger, todo está perdido.
–Yo no lo entendí. Los últimos
diez meses había estado dedicado al servicio y a la obediencia. ¿Cómo podía
decirme ahora que había estado desperdiciando mi tiempo?
–No escojas la importancia
personal –oí en mi mente–. Has aprendido la eficacia de la disciplina y del
servicio como herramientas de un mayor aprendizaje. Ahora debes utilizarlas
para que guíen tu próximo despertar, sin
hacerte dependiente de tus Maestros ni de sus creencias.
Cuando llegamos a la carretera
poco después, yo estaba combatiendo la depresión, y sentía ganas de llorar. Él
tenía razón. Me había hecho dependiente de mis Maestros en la selva, y ahora
estaba intentando transferirle esa dependencia. Pero, ¿por qué no? –razoné para
mí–. Yo estaba aprendiendo y…
–Preparándote para lecciones
mayores –interrumpió mis pensamientos con esas palabras– no te apegues a tu
aprendizaje. En general, se trata simplemente de otra forma de gratificación
personal.
–Tu próxima lección es sentirte
parte de un plan divino y desempeñar tu parte en él con alegría y confianza.
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