Cada uno es su propio laboratorio
para experimentar y probar. Si no creés en algo, es cuestión de probarlo en vos
mismo y ver cómo te funciona. Si algo te molesta, solo vos podés encontrar el
mecanismo que te libera.
La mente es una computadora.
Funciona como un ordenador: ingresamos información y la guardamos, y sentimos, hablamos
y actuamos en función de la información almacenada. Los sentimientos también
son programas. La culpa, la tristeza, los celos, la posesividad, el orgullo, la
envidia, la inseguridad, la soledad, el miedo son programas en nuestra mente. A
veces, estos programas se ejecutan automáticamente. Si un día, por algún
motivo, empezamos a observar este funcionamiento, podemos empezar a desprogramar
en nuestra mente los sentimientos que nos molestan y cambiar las acciones que
están condicionadas por esos sentimientos.
Las ideas que guardamos en la
memoria serían «el entorno» que permite correr estos programas, como si fuera
un WINDOWS. Si ingresamos ideas como: «soy indeciso», «al final, siempre te
dejan», «te van a engañar», «no se puede confiar en nadie», «tengo que ser
mejor», «sin vos no puedo vivir», «no te ilusiones mucho que vas a sufrir», «ya
no tenés edad para hacer eso», «eso no es normal, nadie hace eso», «el mundo
está en crisis, ¿cómo vas a renunciar a tu trabajo ahora?», «hace 10 años que
estás con tu marido, no podés separarte», «si no haces eso, te vas a quedar
solo», etc.. Si incorporamos ideas como estas, se generan determinados
sentimientos que registramos y almacenamos en el cerebro, y actuamos en
consecuencia. Es una secuencia de mecanismos encadenados. «Click» en la ventana
que dice «miedo», y se abre una carpeta con un montón de archivos: ideas que
ingresamos alguna vez, las guardamos y se ejecutan automáticamente. Un
mecanismo perfecto.
Una vez que empiezo a ver los
archivos que tengo guardados, a ver las carpetas que creé, soy libre de elegir
qué carpetas quiero conservar y cuáles quiero limpiar. A veces he necesitado
pasar un antivirus. Otras veces, puedo sobrescribir los archivos.
Por ejemplo, tenía una carpeta
como de 2 Gigas que decía «culpa» y estaba muy completa. Me llevó varios años
limpiarla y tuve ayuda de mucha gente en muchas relaciones. Al ir revisando y
editando estos archivos, mis relaciones fueron cambiando también y el resultado,
para mí, ha sido muy bueno. Pero claro, sigo encontrando otras carpetas con
otros archivos, porque el juego sigue. Y como soy la dueña de mi PC, puedo ir
creando nuevas carpetas, mis propias carpetas. Observar lo que siento y
replantearme lo que pienso, para poder elegir acciones más sanas, más felices
para mí.
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