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"I may not have gone where I intended to go, but I think I've ended up where I needed to be." (Douglas Adams)

LA NOCHE DE LA JOTA

Abrí los ojos para ver
(en perfecta oscuridad, claro está)
una jota enorme y blanca
estampada en la pared.

Y sin moverme de la almohada,
enredada en las frazadas,
pensé en juguetes y en jugar…
en jugar con la jota
que se desprendía despacito despacito
de la pared, y comenzaba a flotar.

Entonces…
un jabalí corrió contento por un jardín,
un perfume a jazmín llenó la habitación,
y pasó un jilguero cantando por el medio de un salón.
Y aparecieron también
la jalea de membrillo y el jugo de un limón,
un té negro con jengibre, el jarabe para la tos,
y un sándwich de jamón.

Una jaula quedó vacía cuando el pájaro voló,
un juramento se rompió,
un juglar cantó a la corte, y un rey cayó
en un jaque mate contundente con un peón.

En una jarra de agua brilló la jota otra vez,
y se llevó el frío de junio y julio del hemisferio sur.

Un jefe dio un ascenso,
un juez marchó preso,
una joven marroquí bailó con siete velos,
y un jamaiquino muy feo se casó
y se fue tan enamorado de luna de miel ¡a Japón!

Un jaguar salvaje saltó a través del ventanal,
y me dio un julepe tremendo, ¡of course!
(uno no tiene la jungla en casa de repente, así nomás).
Pero los anillos de Júpiter giraron más rápido,
cuando un jinete muy guapo en un corcel negro me rescató.

Y se fue yendo la jota al ritmo de un jazz,
y yo volví a dormirme, entre pompas de jabón.

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